sábado, 7 de febrero de 2015

Neverending story.

Me encontraba en ese momento, tan incómodo para mí, pero tan extrañamente dulce para las demás personas, en el que estás durmiendo, en el que sigues soñando, y sin embargo, estás despierto. En el que no puedes dormirte y no quieres desperarte.

Estás ahí... en medio... Ag, realmente era horrible...

-¿Cómo puedes ser tan preciosa?- dijo con esa sonrisa suya tan bonita. Esa que iluminaría al mundo entero pero que me dedicaba a mi. Esa que conseguía despejar todas las sombras que me acechaban.

-¿Quién sabe?- contesté, mezclando mis palabras con una risa tonta.- Es un secreto.


Y le guiñé un ojo, aún manteniendo la broma, disfrutando de esos pequeñeos momentos a su lado....


No sabía que me podía haber despertado. ¿La luz? Bueno... a pesar de mis ojos cerrados, parecía que el lugar estaba iluminado. Así que era una posibilidad. Pero...¡¿qué era ese ruido de fondo?! Ag... que molesto...Seguro que era lo que me había despertado... Mmm... ¿Lluvia? ¿Era lluvia? Oh... me encantaba la lluvia cuando estaba despierta. Pero odiaba la lluvia cuando me despertaba.

Ay... que alguien lo pare... quiero seguir durmiendo...

-¿Y no me lo puedes decir?-insistió él.
-Nop.-dije poniendo mi típica sonrisa de persona inocente, que sabe que no lo es.
-¿A no?-cambió la luz de sus ojos, cambió su sonrisa, cambió su expresión. Todo a un nivel más desafiante y juguetón.-Entonces te lo tendré que sacar...

Y empezó a acariciarme los pies... subiendo por la espinilla...


... por la rodilla... no... espera... quiero seguir en ese sueño....

... muslo... cadera... con su risa acompañando el recorrido de su mano...

... no... costado... no te vayas...

... pecho... hombro... garganta...

Y en el momento en el que sus dedos rozaron mi oreja me susurró un "te amo". Un "te amo" que me derritió por dentro. Un "te amo" que terminó por despertarme de aquel dulce sueño.
En ese momento, sentí un aliento cerca de mi rostro. Un olor conocido. Un calor agradable. 
Entonces, desechando los últimos rastros de cansancio, caí en la cuenta de que todo había sido un sueño. La conversación. Su risa. Su mirada. Todo... 
O bueno, casi todo...
Sus dedos escalando por mi cuerpo... Eso...  Esa caricia era real. Estaba totalmente segura de ello.
Me revolví en la cama. Abrí los ojos. 
Y allí estaba él. A mi lado. Con los ojos medio cerrados intentando dormirse, queriendo quizá soñar una escena tan bonita como la que yo había soñado. 
Despacio, tratando de no despertarle, le abracé, deseando sentirle más cerca. Cuanto más, mejor.
Pero le desperté. 
Sus bonitos ojos, tan parecidos a los míos, se abrieron poco a poco y se quedó mirándome. 
Y yo me quedé mirándole a él. El uno perdiéndose en el otro.
Y entonces me di cuenta de que ya no quería ni me hacía falta dormir, porque...
"¿Para qué dormir si la realidad es tan dulce?"



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