domingo, 13 de abril de 2014

Soy libre, ya veis.

Siempre me ha gustado ir un poco contracorriente. No dejarme llevar por el estilo marcado, sino marcar un estilo propio. Hacer lo que me gusta, porque me gusta. Ponerme lo que me gusta, porque me gusta. Nada por moda. Nada para integrarme. Solo por amor propio.
Siempre he pensado que algún día encontraré a alguien que le guste tal y como soy. Con mis deportivos, mis vaqueros anchos y calentitos, mi cara sin maquillar y mi pelo sin recoger. Alguien a quien la estética le importe menos que a un ratón las ecuaciones.
Pero últimamente no dejo de pensar en que me estoy equivocando. No dejo de darle vueltas a que me estoy dando de frente contra un muro que no voy a ser capaz de derribar. Porque me empiezo a dar cuenta de que no existe nadie así.
No paran de repetir: "el físico atrae, pero la personalidad enamora". Y es cierto. Pero si el físico no atrae a las personas, si no les mueve a acercarse, ¿cómo se van a enamorar?
No paran de decirme: "es que eres muy dejada, si te pusieras maquillaje o te arreglaras más..." Pero es que yo no soy así. Entendedlo.
Todos a mi alrededor son iguales.
Maquillaje. Tacones. Y modelitos.
Todos a mi alrededor tienen a alguien.
Pero yo soy diferente.
Yo, no tengo ni he tenido a nadie.
He sido una estúpida por pensar que pudiera haber alguien se fijara en otra cosa que no fuera la ropa a la última y el maquillaje tapando las imperfecciones.

Odio perder muchas cosas por defender mis principios.
Pero odio aún más pensar que dichas pérdidas son más importantes que mis principios. 
Porque no es cierto. 
Mis principios. Mis valores. Mi identidad. 
Soy yo.
Y yo, no puedo ser doblegada.

No voy a rendirme

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